Los Wari destacaron como maestros en la creación de objetos metálicos, demostrando una metalurgia avanzada y sofisticada. En el antiguo Perú, la importancia de una persona a menudo se asociaba con el uso y tamaño de sus orejeras: cuanto más grandes eran, mayor era el estatus y prestigio del individuo que las portaba. En esta exhibición, podemos observar una orejera hallada en el Castillo de Huarmey, elaborada con oro, plata y turquesa. La piedra semipreciosa, de un intenso color verde, estaba adherida a la superficie metálica con una resina oscura. El vástago tubular de plata, que se insertaba en el lóbulo de la oreja, es considerablemente grande, con un diámetro de aproximadamente dos centímetros y medio. La parte frontal de la orejera es notablemente pesada debido al considerable uso de oro y piedras engastadas. Para mantener las orejeras en su lugar, posiblemente se utilizaban bandas que se colocaban detrás de la nuca o se sujetaban al tocado, aliviando así parte del peso en la oreja. Por lo tanto, estos objetos no estaban destinados para el uso diario, sino más bien para ceremonias y festividades específicas.
Roberto Pimentel Nita