Sacerdote con barba en atuendo ritual

Los artesanos de El Castillo de Huarmey produjeron vasijas cerámicas en una variedad de formas diferentes, incluyendo vasos, cuencos, grandes cántaros y botellas con picos muy estrechos y altos. Estos hábiles alfareros eran maestros en la creación de piezas escultóricas y cerámicas policromadas también, mostrando su pericia en el color y los diseños. La mayoría de estas vasijas estaban destinadas a contener diferentes tipos de líquidos, incluyendo una bebida alcohólica ritual hecha de maíz fermentado llamada chicha. Estas cerámicas fueron el soporte ideal para representar varios temas, como retratos de gobernantes, líderes y guerreros, así como animales, plantas y seres del mundo sobrenatural. La figura representada en esta vasija escultórica parece ser un sacerdote, identificado por su larga túnica adornada con círculos, triángulos y diseños escalonados. Otros rasgos distintivos de esta figura incluyen un tocado decorado, grandes adornos en las orejas, pintura facial con puntos negros y una larga barba. La figura, a juzgar por su posición sentada y con las manos sobre las rodillas, parece estar descansando. La presencia de un felino sobre el tocado sugiere una fuerte relación con este animal. Los diseños de pequeños puntos alrededor de la boca del sacerdote y los largos bigotes refuerzan una asociación con un fuerte depredador, posiblemente un gato andino, un miembro relativamente pequeño de la familia de los felinos conocido por las distintivas bandas negras y blancas que cubren sus brazos, piernas y cola. Así, esta figura ejemplifica muy bien el uso del simbolismo animal en las expresiones andinas de poder y autoridad. Representaciones artísticas como esta botella desafían la creencia popular de que los antiguos peruanos carecían de vello facial. Aparentemente, algunos grupos étnicos locales sí tenían vello facial; sin embargo, el uso de la barba estaba reservado para ciertos individuos o grupos específicos dentro de la población.

Roberto Pimentel Nita